Miércoles de Mirage (3) Entrevista con Christian

  Mi encuentro con Christian fue todo menos normal.

  Habíamos quedado gracias a las numerosas intervenciones de una vieja conocida, que le había insistido para que se encontrara conmigo y contestara a unas preguntas. 

  Pero al parecer, Christian no es de esos que se dejan ver con facilidad, y tuvimos que encontrarnos en un oscuro antro (no se puede considerar ni un bar ni nada por el estilo) en un barrio al que nunca regresaré si quiero seguir con vida en Valencia. 

  La entrevista con las preguntas que enviasteis fue algo siniestra, y en todo momento quise que terminase pronto, ya que había algo en él que me daba bastante miedo, aunque a la vez no quería que acabase nunca.

AVISO PARA LOS MÁS OBSERVADORES: Como podréis comprobar, en este caso "he quedado con Christian", pero ¿no se suponía que era de otra época? ¿Qué es lo que está sucediendo entonces?

   Me adelanté un poco a la cita, así que entré en el barucho, lleno de grasa y polvo, y me acomodé en una silla apartada de la barra, bajo la mirada de una despendolada camarera.

  Cuando llegó, supe que era él el que había entrado, ya que ésta sonrió de una manera exagerada, mostrando un extremo interés por Christian.

   Se presentó vestido con unos vaqueros, un polo negro que realza sus abdominales, y una chaqueta de cuero, a pesar del buen tiempo.

   Es un chico malo, pensé, pero aún así quiere ir, acercarte y conocerle, ya que en cuanto su mirada se cruza con la tuya, literalmente saltan chispas. Se acercó a mí, con pasos decididos, y se sentó delante mío, como si nos conociésemos de toda la vida. La camarera, tal y como si le hubiese leído la mente, se acercó con un café para el señorito...

   Y esto fue lo que sucedió...

  Hola, Christian. Gracias por conceder una entrevista a Noche de palabras, y por tu tiempo.  

  Gracias a ti. Tiempo es lo que más tengo. Casi sonríe, pero sólo estira la comisura derecha del labio y se le cae un mechón de su melena oscura sobre el pómulo.

  Me han dicho que eres bastante científico. ¿Por qué buscas el lado lógico de las cosas? 

  Arquea una ceja mientras contesta. Porque nunca he creído, o he querido creer, en brujas, duendes o vampiros. Supongo que necesito saber de dónde provengo y por qué soy como soy ahora, tan distinto a cómo lo era en 1715. Deja su taza de café sobre la mesa, y se apoya contra el respaldo de la banqueta acolchada, algo roñosa, pero aparentemente cómoda.

 ¿Qué sientes cuando ves a otro tío con Lauren? 

   Le cambia totalmente el rostro. Si te refieres a Patrick, y sus dichosos guiños de ojo, créeme cuando te digo que si por mi fuera, le quitaba esa manía a golpes. Pero por otra parte le envidio, al menos él puede estar con Lauren y ella puede… verle y hablarle. Sus ojos parecen oscurecerse.     

   ¿Eres tan malo como misterioso? 

   Vuelve a estirar la comisura derecha. Lo fui. Tras mi etapa de inocentón, tuve mi  época de “bárbaro”. Pero intento no matar a los humanos desde hace décadas. Ya no me divierte. Él sí parece divertirse con mi pregunta, aunque a mí casi se me hiela la sangre. 

  ¿Cómo vas en el tema de amores, Christian? ¿Bien o mal?

 Sin darse cuenta, Christian garabatea lo siguiente sobre un trozo de servilleta de papel, pero lo tacha enseguida y me contesta. Hace trescientos años que no echo un polvo. ¿A ti qué te parece? Bastante mal. Estoy enamorado de una persona de quien no puedo acercarme.   

  ¿Cómo sería tu "chica perfecta"? 

  Baja la mirada. Lauren es mi chica perfecta, no podría mirar a otra como la veo a ella. Es su olor, su sonrisa, su humor, su aspecto. Me atrae tanto su físico como su manera de ser. Por lo menos he logrado sonsacarle un pequeña sonrisa… 

  Si vivieras en la actualidad, ¿serías de esos que prefieren vivir en un pueblo pequeñito, o en la gran ciudad? (en la novela, la historia se desarrolla en alrededor del 1700 - ¿no debería de estar muerto? Misterioso...)

   No sé si me mira pensando en mí como a un alimento, o es que mi pregunta le ha hecho gracia. Perdona, pero aunque no sea como tú, sigo existiendo, ¿o ya me quieres enterrar? No me gustan las grandes ciudades, quizás antes para nutrirme, Dios mío, no salgo viva de aquí... ¿¡en dónde me he metido!? pero ahora como ya he encontrado una solución a ese “inconveniente”, me placería más pasar mis días en una villa de la Provenza francesa, rodeado de lavandas y, sobre todo, en compañía de mi amada. Uff, menos mal.   

 ¿Cuál es tu personaje de libro favorito y por qué?

  Drácula. Eso sí que no me lo esperaba. Su historia me atormentó durante años, por eso fui en su busca. Necesitaba conocer a otro como yo. Desgraciadamente, no le encontré… Christian aprieta la mandíbula, y mira para otro lado.   

  ¿Te va más la pasión o la ternura? 

  Las dos cosas y mucho más si pudiera estar con la mujer que amo. Mientras él entrecierra los ojos, yo me derrito. Qué mono.      

 ¿Qué tipo de ropa interior usas? 

 Creo que se está sonrojando por mi pregunta. Se acerca más a la mesa y me susurra: ¿Cómo sabes si uso?    

 ¿Cuál es tu deporte favorito?  

  No suelo ver deporte, ni practicar ninguno. Pero me gusta la velocidad. No puedo evitar mirar sus marcados abdominales, él se da cuenta. Si lo preguntas por mis abdominales, están así desde 1716. Mi apariencia física es lo único que he mantenido desde que morí.     

  ¿Playa o montaña? 

  Campo, si te soy sincero. No me gustan los lugares demasiado calurosos. No he oído nada de su respuesta, sus ojos verdes me han embobado completamente.     

  ¿Qué relación guardas con Ángel?

  Mientras intento recuperar la cordura, él está jugueteando con una cucharita. Por lo visto, Lauren me apodó así al no conocer mi nombre. Sí bien, tiene su lado curioso, ya que se supone que lo fui. Ahora, evidentemente, soy todo lo contrario. acaba de ponerme una cara de malo, malote, súper sexy.        

 ¿A qué momentos de tu vida te gustaría regresar por unos momentos y por qué? ¿Cambiarías algo?

  Si pudiera, volvería a la época de mi muerte como humano. Evidentemente, no sería tan ingenuo, y haría las cosas de otro modo para no terminar como acabé. Hace una pequeña pelota con la misma  servilleta en la que ha escrito antes y la tira sobre la mesa, como si mi pregunta o su respuesta le atormentara  

  ¿Prefieres la noche o la mañana? 

   Noche. Entrecierra los ojos, curva una ceja y… toma un sorbo de café.

 ¿Cómo te describirías a ti mismo? 

  Hoy en día he cambiado mucho de cómo era hace siglos. Ahora no me fío de nadie, no tengo mucha paciencia a la hora de aguantar tonterías. Espero que mis preguntas no le hayan parecido tonterías, qué nervios. No, ya no soy aquel inocente optimista, y reflexiono antes de emprender algo. También diré que con el tiempo, mis sentimientos han quedado prácticamente enterrados, y lo prefiero así.     

  Antes de despedirme, me gustaría preguntarte ¿qué tal ese café, Christian? ¿Varía mucho de tu dieta? 

  Soportable. Prefiero otras bebidas, entre ella el whisky o …. No termina su frase, y moja los labios en su taza. Dios mío.   

  Bueno, Christian, gracias de nuevo. Y espero que pronto podamos conocerte mejor. 

  Un placer.  Pasea su lengua por sus labios y medio sonríe. ¡Qué hombre! Uff